¿Os habéis propuesto formar parte del grupo de casi 800 organizaciones que ya registran su huella de carbono en el Ministerio para la Transición Ecológica? Entonces quizá te estés preguntando cómo calcular la huella de carbono. En este post explicamos lo que establecen los estándares internacionales, de forma clara y con ejemplos prácticos.
El indicador huella de carbono
La huella de carbono mide la contribución de una actividad al cambio climático. Calcularla nos permite:
- Conocer cuántas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generamos.
- Mitigarlas a través de estrategias de reducción y/o compensación.
- Evaluar la eficacia de las estrategias adoptadas y realizar ajustes.
Este concepto se enmarca dentro de una responsabilidad ambiental basada en datos. Como dijo el físico y matemático William Thomson Kelvin, “lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”.
Para emisiones directas de combustibles fósiles, el método de cálculo consiste en multiplicar las unidades de combustible utilizadas por el factor de emisión de ese combustible. Por ejemplo, el E5 (gasolina 95) tiene un factor de 2,18 kgCO2/l. Así, cuando en un trayecto consumimos 10 litros de E5, generamos 21,8 kg de CO2. En otras palabras, la huella de carbono del desplazamiento es igual a 21,8 kg de CO2 equivalente. La expresamos en “CO2 equivalente” porque representa la transformación de todos los tipos de GEI a CO2.
La electricidad también genera emisiones indirectas si no procede de fuentes 100% renovables. En esos casos se multiplica las unidades consumidas por el factor de emisión del proveedor. El cual, a su vez, se calcula a partir del combustible fósil necesario para producir cada kWh.
En definitiva, la huella de carbono permite cuantificar las emisiones de GEI generadas por un individuo, organización, proyecto, evento, producto… Gracias a ella podemos conocer el impacto de todo lo que hacemos, desde nuestros desplazamientos diarios hasta el lanzamiento de un satélite al espacio.
Dicho esto, ¿cómo se calcula la huella de carbono de una organización?
Calcular la huella de carbono
Primero, se establecen los límites organizacionales. En este paso determinamos qué áreas de la organización se van a incluir en el cálculo. Un tema muy claro para empresas e instituciones pequeñas o medianas, pero menos evidente para organizaciones más grandes o grupos de empresas. En estos casos, antes hay que elegir entre un enfoque accionarial (la organización responde por un porcentaje de emisiones igual a sus participaciones en la sociedad) y un enfoque operativo (la organización responde por todas las emisiones de aquellas actividades sobre las que tiene un control operativo o financiero).
En segundo lugar, definimos los límites operativos, es decir, qué emisiones se incluyen. Éstas se clasifican por alcances:
- Alcance 1: Emisiones directas. Incluyen los combustibles fósiles consumidos por las instalaciones (calefacción) y vehículos de combustión interna de la organización, así como las fugas de gases carbonofluorados (necesarios para el aire acondicionado).
- Alcance 2: Emisiones indirectas derivadas del consumo de electricidad realizado por las instalaciones y vehículos eléctricos de la organización.
- Alcance 3: Otras emisiones indirectas (por ejemplo, desplazamientos de los empleados entre la oficina y su domicilio).
Para registrar la huella en el MITECO, se exige calcular como mínimo las emisiones de alcance 1 y 2. Tenemos que decidir si nos limitamos al alcance 1 y 2, o si también incluimos algunas emisiones de alcance 3.
Después, hay que cuantificar estas emisiones, a partir de datos medidos, calculados, estimados o asumidos. Decimos también que se realiza “el inventario de los gases de efecto invernadero” de la organización. Para ello:
- Se contabilizan las unidades consumidas de cada combustible, fluorado y proveedor de electricidad. Esta información se suele obtener de evidencias como las facturas.
- Se identifica el factor de emisión de cada combustible, fluorado y proveedor. Este dato se encuentra en fuentes oficiales actualizadas periódicamente.
- Para cada combustible, fluorado y proveedor, se multiplican las unidades contabilizadas por el factor de emisión.
- Se suman todos los parciales para obtener nuestra huella de carbono, expresada en kilogramos o toneladas de CO2 equivalente.
Imaginemos una autoescuela con los siguientes inventarios de gases de efecto invernadero:
- Combustible B7 (diésel) del coche de prácticas.
- Gas natural de la caldera del local.
- Fugas de gases fluorados del aire acondicionado del local.
- Electricidad consumida en el local.
Para cada uno, contabilizamos las unidades consumidas y las multiplicamos por el factor correspondiente. En el caso del coche, para obtener el total de litros repostados a lo largo del año recopilamos las facturas de gasolina o diésel. Suponiendo que consume 1.750 litros de B7, con un factor 2,467 kgCO2/l, obtenemos un parcial de 4.317,25 kg de CO2 (1750 * 2,467 = 4317,25). Este proceso se repite con los demás inventarios, y sumamos los parciales.
En el caso de los automóviles de combustión interna, podemos contabilizar los kilómetros recorridos en lugar del combustible. Con este método, necesitamos saber las emisiones WLTP (World Harmonized Light-duty Vehicle Test Procedure) o, en su defecto, NEDC (New European Driving Cycle) del vehículo, multiplicar este valor por los kilómetros y convertir el resultado a kilogramos (este factor de emisión está expresado en gramos).
Por ejemplo, si el coche de la autoescuela recorre 35.000 km anuales, con unas emisiones de 121 gCO2/km (según ciclo WLTP), obtenemos un parcial de 4.235 kg de CO2 (35000 * 121 / 1000 = 4235).
Finalmente, se revisan los datos y, si todo está correcto, se genera el informe de huella.
Herramientas
En todo este proceso, es importante contar con las herramientas adecuadas. El MITECO pone a disposición varias hojas de cálculo de CO2. No obstante, con nuestra aplicación, la primera y única open source del mercado, podrás automatizar la gestión de la huella de carbono. Algunas de sus ventajas:
- Permite registrar los inventarios de forma descentralizada.
- Aprende a medida que vas introduciendo datos y te avisa en tiempo real sobre valores atípicos. Reduce errores y agiliza el proceso de revisión.
- Se integra con bases de datos de factores de emisión oficiales, incluidas la base de datos del IDAE sobre factores de emisión de electricidad y la base de datos de vehículos de la EEA.
- ¿Ya tenéis las evidencias en otro sistema? Nos integramos con él para que no dupliquéis trabajo.
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